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2020: La alegría de este inicio

Estamos empezando un nuevo año que, a su vez, empieza una nueva década y, como todo inicio, lo podés empezar con la alegría en el corazón por verlo como una  oportunidad o dejarte llevar por la incertidumbre que te presenta este nuevo ciclo… Vos elegís… vos siempre elegís.

Por eso, quiero invitarte a detener tus pensamientos que alimentan la falta de certezas por lo que todavía no sucedió y no sabés cómo sucederá. Todos esos pensamientos que ya te llevaron al 31-12, ¡pero del 2020!.

Para eso, tomate un respiro… si, un respiro: inhalá profundamente, sentí cómo el aire nuevo llena tus pulmones, retené ese aire y exhalá laaargooo, dándote la posibilidad de cambiar el aire, tu aire…

Y, mientras respirás profundamente, consciente de tu aquí y ahora, te invito a conectar y a expresar tu gratitud hacia todo lo que pudiste aprender, compartir, soltar, abrazar, besar, honrar, alabar, en fin, todo lo vivido… Sentí, entonces, la emoción…

¿Cuál es esa emoción?  Disfrutala y anidala en tu corazón…

Y ahora, te invito nuevamente a inhalar profundamente, a sentir cómo el aire nuevo llena tus pulmones, retenelo y exhalá laaargooo…

Y en este preciso momento y lugar, conectá con lo que para vos es importante, lo que para vos es sagrado, eso que hace que tu vida tenga un sentido para vos, eso por lo que late tu corazón, eso por lo que estás dispuesto, dispuesta, a hacer lo que sea…

Y con tu pecho lleno de aire nuevo, esa visión en tu corazón, sentí… sentí…sentí la emoción que te embarga…

¿Cuál es esa emoción?

Tal vez sea la alegría, la alegría de un nuevo inicio, la alegría de vivir… porque, para mí, la vida, si bien es una sola, se trata de un sinfín de nuevos comienzos, por eso, basta parar, reconocerlos, desplegar las alas y… ¡volver a volar!

Brindo con vos por cada nuevo día de este nuevo año que te auguro sea pródigo de oportunidades, aprendizajes y transformación… chin chin 

Amor vs Apego

Te invito a reflexionar sobre vos: recién naciste y necesitás de tus padres al 100% para poder sobrevivir… De las características de ese primer vínculo y de la seguridad que en él encontraste se sentaron las bases de tu autonomía y de tu modo de relacionarte en tu vida…

¿Cómo llamarías a ese vínculo afectivo intenso, duradero y recíproco, que se construye y se consolida entre dos personas y que proporciona seguridad, consuelo y protección?

¿“Amor romántico”, tal vez?  No, estamos hablando del APEGO.

John Bowlby, psicólogo, fue el primero en desarrollar una “Teoría del apego” al poner el foco en aquellas conductas, al principio reflejas, que se dan alrededor del primer año de vida, entre un niño o niña y sus progenitores/cuidadores (y viceversa). Las mismas cumplen con una función biológica: protección para asegurar la supervivencia y una psicológica: adquirir seguridad. De este modo, se estructura el modo en que la persona se vinculará a lo largo de su vida.

Si el apego tiene una “base segura”, o sea que garantiza al niño la permanencia y la seguridad, la validación emocional y el respaldo, le permitirá explorar y conocer el mundo con la tranquilidad de saber que la persona con quien se ha vinculado va a estar allí para protegerlo, además, desarrollará su autonomía y formará su personalidad, dando lugar al aprendizaje, a la salud física y mental y favorecerá su desarrollo social.

Si esto no sucediera, los miedos y las inseguridades influirán en el comportamiento del niño y  su forma de relacionarse y de interpretar al mundo.

Ahora, quiero mostrarte cómo es la evolución de la persona tomando como base las categorías de apego desarrolladas por Mary Ainsworth

  • Apego seguro: Se da en el 65% de los bebés. Ellos exploran de forma activa, son sociables con extraños mientras la madre/cuidador está presente y les es relativamente fácil acercarse emocionalmente a los demás, debido a experiencias de interacciones cálidas y sensibles. Como el niño sabe que quien lo cuida no va a fallarle, se siente querido, aceptado y valorado en su infancia, mientras que , en su edad adulta tienden a tener una visión positiva de sí mismos y de sus relaciones y se sienten cómodos tanto con la intimidad como con la independencia y buscan equilibrarlas. Suelen interactuar con sus iguales de forma saludable y no le temen al abandono.
  • Apego resistente: Se da en un 10% de los bebés. Éstos  tratan de mantenerse cerca de la figura de apego y exploran el ambiente de manera poco relajada, mostrándose sumamente cautelosos con los extraños aunque ella esté presente. Como el niño no confía en sus cuidadores, necesita la aprobación y tiene una sensación constante de inseguridad, por eso, vigila de manera permanente que no lo abandonen. En edad adulta sentirán temor al abandono y esperarán obtener más intimidad o vinculación de la que pueden ofrecer relacionándose desde la dependencia emocional.

 

  • Apego evasivo/evitativo: Se da en un 20% de los bebés. Ellos muestran poco malestar cuando son separados de la figura de apego y generalmente rehuyen de ella. Estos niños han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Por eso, aprenden a vivir sintiéndose poco queridos y valorados y generalmente no pueden expresar ni entender las emociones de los demás. En edad adulta, suelen evitar la intimidad, huyen de la dependencia y el compromiso, no muestran su vulnerabilidad y se sienten más cómodos en relaciones distantes. Se trata de un estilo desapegado, con una gran inhibición emocional con el costo de una alta disociación afectiva.  

 

  • Apego desorganizado/desorientado: Se da entre un 5 y un 10% de los bebés. Nacen y crecen en ambientes hostiles (guerras, desastres naturales, violencia doméstica víctimas de abuso o maltrato). Es una combinación de los patrones de apego resistente y apego evasivo que se caracteriza por una mala imagen de sí mismos y de los otros sienten que no merecen el amor y temen el rechazo de los otros en quienes no confían. De  adultos, suelen ser personas con una alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo.

Los seres humanos tendemos a buscar lazos estrechos que nos den seguridad, protección y apoyo, mientras que el amor se basa en la seguridad, el apego lo hace en el miedo y es el miedo al abandono el que genera ansiedad y la necesidad de contar con la disponibilidad total del otro con el riesgo de no respetar ni su libertad, ni la propia.

Basar las relaciones en el amor, en la confianza y en la comunicación más que en el apego y en la dependencia, hace que puedas vivir más plenamente tus vínculos.

Ahora, ¿podés identificar cuál es tu modo de relacionarte en tu vida? Si tu respuesta es sí, ¿cuál es?

 

 

 

Pilares de la Inteligencia Emocional

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

Tal vez te pase que asocies el término inteligencia con lo netamente cognitivo, o sea, el conocimiento científico, lógico, académico y  el coeficiente intelectual, sin embargo, para el psicólogo Daniel Goleman existe un aspecto de la inteligencia que se suele pasar por alto al que llama inteligencia emocional. Este implica la capacidad que tenés para comunicarte con efectividad con los demás y con vos mismo y para reconocer y gestionar tus emociones.

En síntesis, se trata de tu habilidad para usar tus emociones como una herramienta fundamental para guiar tus elecciones ya  que, como mencionamos en artículos anteriores, al ser predisposiciones para la acción, además de ser fuente de información acerca de tu sentir y resentir, te dan la posibilidad de vivir con mayor plenitud.

Para empezar, es importante que sepas que esta habilidad puede ser innata o también aprendida para lo que es necesario que a tus emociones les des la bienvenida,  las vivas y no las reprimas ya que hacerlo significa desconocer una función biológica (venís de fábrica con una interface emocional), además de  aumentar el estado de tensión, dificultando el equilibrio natural de tu organismo.

Dado el alcance de este tema, no solo para la toma de decisiones sino también para la construcción y el mantenimiento de relaciones en tu vida, vamos a poner el foco en los pilares sobre los que se asienta la Inteligencia Emocional:

  • Comprender tus emociones … saber sentir lo que sentís

Se refiere a prestar atención a tus propias emociones desde la honestidad y la coherencia entre lo que pensás, sentís y hacés. Dado que tienen un componente mental (pensamientos, actitudes y creencias) y uno corporal (sensaciones físicas que desencadenan), conocerlas y comprenderlas te permitirá gestionar tus respuestas emocionales de un modo más provechoso para vos.

  • Gestionar tus emociones… saber usarlas

Para poder, por ejemplo, canalizar la emoción de una manera más constructiva, elaborar interpretaciones más generadoras con respecto a vos, a los otros y a las circunstancias y situaciones de la vida  para así  evitar implosiones (lo que no expresás) y explosiones (secuestro emocional) emotivas que impactan directamente en tu salud y en la calidad de tus vínculos.

Expresarlas sanamente, haciéndote cargo de tu sentir y de su impacto en tus acciones y relaciones para que puedas compartirlas y hablar de la emoción que tenés sin que la emoción te tenga a vos.

  • Reconocer las emociones de los otros… el otro también siente

La empatía es una de las habilidades más importantes a desarrollar ya que los demás también tiene su propio emocionar. Escuchar y respetar el sentir del otro,  sin interpretar, ni juzgar, ni criticar, sintiéndolo y legitimándolo porque las diferencias entre tu emocionar y el del otro no admiten discusión.

  •  Establecer relaciones… vínculos sanos

Relacionarte con los demás es esencial y puede ser más complejo de lo que pensás, ya que no solo implica interacturar desde el lenguaje y la corporalidad, sino también desde la emocionalidad. Hacerlo de un modo efectivo requiere habilidades sociales  orientadas a concientizar el impacto que la reacción emocional tiene en el vínculo. Y cuando hablamos de vínculos nos referimos no sólo a los familiares y de pareja sino también al mundo de las amistades y de las relaciones laborales.

La inteligencia emocional, entonces, implica desarrollar la capacidad de reconocer las emociones propias y ajenas y la habilidad para manejarlas, de modo tal que puedas mejorar tus vínculos con los demás y con vos mismo y así lograr mejores resultados en tu vivir.

En una escala del 0 al 10  ¿Cuál es tu puntaje de inteligencia emocional?

Tic tac ,tic tac … Tiempo de nuevos desafíos…

Si bien en el almanaque dice que el 1° de enero empieza un nuevo año, para quienes vivimos al sur del Ecuador,  Marzo, con la vuelta al colegio y el fin del período estival de vacaciones, empezamos a conectar con lo que será y haremos el resto del año.

Por eso, te invito a reflexionar sobre cuáles son tus sueños que quisieras cumplirte, qué metas quisieras alcanzar, qué cambios quisieras aportar a tu vida, qué  vínculos necesitás sanar,  qué nuevos senderos quisieras caminar,  qué acciones estás dispuesto, estás dispuesta a realizar para lograrlo, cuáles son tus pensamientos, tus juicios, tus creencias al respecto…

Me gustaría que nos detengamos en la última frase ya que en la brecha entre la meta y la acción hay una persona, Vos, con una estructura de creencias y un flujo constante de pensamientos que pueden hacer la diferencia a la hora de emprender aquellas acciones que te permitirá cosechar resultados.

¿Sabías que el 95% de tus pensamientos de hoy son iguales a los de ayer?

Por eso es tan importante que puedas tomar contacto con ese guión construido, aprendido y sostenido que puede abrirte o cerrarte posibilidades y reconocerlo para poder intervenir en él ¡y sacar el mejor provecho!

Cuando lo hagas, vas a poder concientizar cuáles son las emociones que los tiñen, ya que los mismos están asociados a otros procesos mentales generados y regulados por el sistema límbico (también llamado cerebro emocional), y qué hay detrás de lo que te predispone  de un modo generador o no generador para la acción.

Hablar de qué acciones vas a emprender, cuáles vas a cambiar, cuáles vas a mejorar es intervenir sobre la capa más superficial, preguntarte acerca de cuáles son tus emociones más profundas y los pensamientos que se desencadenan con respecto a lo que querés lograr y suponés que podés lograr implica entrar en un terreno más profundo, sí, cuyo resultado te abrirá las puestas a acciones sustentables en el tiempo que te permitirán realizar metas, hasta ahora, extraordinarias.

Una de las disciplinas a la que hoy podés acceder es el Coaching Ontológico que, al desarrollarse en tres líneas básicas de acción:

  • Coaching Personal (Life Coaching)
  • Coaching Empresarial (Corporate Coaching)
  • Coaching Ejecutivo (Executive Coaching)

te brinda la oportunidad de ponerte manos a la obra en el ámbito de tu vida en el que sientas que es hora de desplegar tus dones, competencias, experiencias…

¿Sabías que quienes lideran sus vidas cuentan con el acompañamiento de un Coach?

Si elegís transitar tu nuevo año con nuevos logros, ¡Aquí estoy para acompañarte!

La rueda de las emociones

Como hemos ido ampliado en los artículos anteriores, tus emociones son unas fuerzas poderosas que impactan en tu vida diaria e influyen en tus decisiones y conducta.

Los seres humanos, con el paso del tiempo, hemos ido evolucionado nuestro mapa emocional con el fin de poder adaptarnos mejor al entorno en el que vivimos, de allí que una de las funciones primordiales de las emociones sea la de asegurar nuestra supervivencia.

Considerada su complejidad, Robert Plutchik, psicólogo norteamericano, las agrupó en ocho categorías primarias, que él llamó la rueda de las emociones: miedo, sorpresa, tristeza, aversión o asco, ira, confianza, alegría y anticipación. Ubicadas por opuestos (alegría – tristeza), cada una tiene un propósito específico: protección (miedo), destrucción (enojo), reproducción (alegría), reintegración (tristeza), afiliación (confianza), rechazo (aversión), exploración  (anticipación) y orientación  (sorpresa). De su combinación e interacción, que te permite ampliar tu mapa de experiencias emocionales, derivan el resto de las emociones (amor, sumisión, susto, decepción, remordimiento, desprecio, alevosía y optimismo).

Ahora verás que cada sección tiene una gama de colores que fueron elegidos según los que suelen utilizarse para representar a cada emoción y su grado de intensidad, que va en aumento desde afuera hacia el centro (por ejemplo, el temor es menos intenso que el miedo).  Por eso, cuanto más intensa es la emoción, más permeable es tu accionar en consonancia con ella, de allí que de tu habilidad para gestionar la carga de tu emoción dependerán los resultados que logres en tu vida.

¿Querés saber cómo funciona? Te muestro un ejemplo:

Alegría

  • Emoción opuesta: Tristeza
  • Grado de intensidad: Serenidad  → Alegría  → Éxtasis
  • Color: Amarillo
  • Función: Reproducción. Mantener y repetir
  • Díadas primarias
    • Alegría + Confianza  → Amor
    • Alegría + Anticipación  → Optimismo

A este punto, es posible que te estés preguntando ¿para qué me sirve esto? Tal vez, te podría facilitar la comprensión de un tema sumamente complejo y así identificar con mayor precisión tu emocionar, descubrir tus tendencias emocionales que impactan en tu plenitud y , fundamentalmente, ser más consciente para poder intervenir en ellas

Recordá que las emociones son predisposiciones para la acción y allí radica su importancia, aprender a gestionarlas para aprovecharlas como aliadas en el logro de tus metas.

¿Ya sabés cómo vas a desplegar tus alas usando a tus emociones? ¡Hagámoslo juntos!